VAMOS a educarnos para defender la paz

VAMOS a educarnos para defender la paz

Toda guerra es una desgracia, pues toda guerra significa una derrota de la razón humana. Es difícil imaginar otro tipo de escenario que implique una negación tan brutal del principio de la igual dignidad humana que los escenarios de guerras, donde las personas dejan de ser congéneres humanas para convertirse en enemigas a quienes se les niega el derecho a la vida. Por eso, toda guerra es una negación de la humanidad de otras.

En consecuencia, todes perdemos con las guerras. Y es que, en el momento en que nos pensamos capaces de negarles a otras personas el derecho de existir, tachándoles de enemigas, legitimamos la negación de nuestro derecho a la vida por su parte.

En esos momentos, el respeto al derecho a la vida de todas deja de ser un principio universal inalienable para convertirse en un asunto relativo que no responderá a razones racionales, sino que dependerá de la cantidad de violencia mortal que puedan ejercer unas sobre otras, y el grado de persuasión mediática.  Y nunca olvidemos que detrás de los conflictos entre bloques de naciones capitalistas, escondidas tras justificaciones patrióticas o de defensa de la democracia, siempre se esconden las verdaderas consideraciones geopolíticas de los sectores económicamente dominantes relacionadas al control de los mercados y las materias primas.

Visto así, independientemente del desenlace, siempre ganan los grandes capitales y su industria de la guerra, y siempre son las masas trabajadoras de los pueblos quienes pierden. Por eso, entrar en debates para asumir posiciones en torno a las justificaciones de unes y otres sobre sus motivaciones guerreristas haciendo abstracción de que lo que subyace debajo de todas esas guerras es un sistema económico mundial capitalista de explotación de muchas por unas pocas y de sometimiento de unos países por potencias con aspiraciones imperiales; siempre será una invitación al fanatismo y al autoengaño. Y una vez sucumbimos al fanatismo, se cierran las puertas al debate racional y honesto de las ideas. En tales circunstancias, cuando tomamos bandos ciegamente con una u otra parte, en realidad solo estamos tomando partido con la guerra. 

Claro que quienes por principios defendemos la paz y el derecho universal a una vida digna, no podemos simplemente colocarnos gríngolas con respecto a las verdaderas razones por las que surgen las guerras, para condenar a todes por igual. Para luchar por la paz necesitamos desenmascarar los verdaderos motivos que dan origen a las guerras y poder discernir entre cuando quienes deciden empuñar armas lo hacen para imponerse, conquistar o dominar a otras; y entre cuando recurrir a la violencia constituye un acto desesperado de defensa propia por comunidades a quienes sistemáticamente se les niega su derecho a ser y a vivir con dignidad. Y esa no es tarea fácil, pues quienes se benefician de las guerras siempre han sabido disfrazar el despojo de socorrismo, al intervencionismo de solidaridad, al despotismo de democracia, el odio de amor patriótico, y su necrofilia la hacen pasar por defensa de vidas inocentes.

Por eso, ante la situación de guerra militar y económica que se ha generado en relación con la situación en Ucrania, VAMOS invita a los sectores progresistas de Puerto Rico a primero educarnos para tratar de desenmarañar la compleja telaraña de razones geopolíticas y económicas relacionadas a un conflicto que definitivamente no comenzó con la invasión militar rusa de esta semana.

Es importante informarnos sobre otras causas próximas como el cambio de gobierno ocurrido en Ucrania en el 2014 con el apoyo de las naciones del norte occidental. Qué pasó entonces, quiénes fueron las nuevas fuerzas políticas que tomaron control del Estado ucraniano, y cuáles tipos de medidas impusieron con respecto de los derechos de las distintas minorías étnicas y sectores progresistas, son elementos que se deben analizar sosegadamente.

Igualmente, los aspectos relacionados a la pretendida utilización de Ucrania por las potencias capitalistas occidentales para fortalecer su posicionamiento estratégico frente a las aspiraciones del Estado capitalista ruso de retar la hegemonía estadounidense en el mundo unipolar que surgiera tras la caída del bloque socialista en Europa.

Finalmente, nunca olvidemos reconocer nuestra propia realidad como país ocupado por el ejército norteamericano desde 1898, con lo que Estados Unidos nos ha mantenido como posesión colonial por casi siglo y cuarto. Ello nos obliga a reflexionar sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos. A través de sus medios de propaganda y el control sobre los medios de comunicación, las potencias capitalistas en disputa desean que nos formemos opinión a la ligera sobre el conflicto ucraniano, a base de las informaciones manipuladas con que nos bombardean a diario. En VAMOS entendemos como nuestra responsabilidad el no sucumbir a la tentación de dejar que los promotores de la guerra nos condicionen cómo pensar, pues de ese modo, será siempre la guerra la que salga ganando. Por eso en los próximos días estaremos dialogando internamente para educarnos sobre estos asuntos, y prepararnos para contar con las herramientas necesarias para seguir siempre defendiendo la paz.


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