Sambil de Guaynabo, otro centro comercial más

Sambil de Guaynabo, otro centro comercial más

Mall of San Juan

“La cosa está mala”, dice todo el mundo. Estadísticas del 2013, por ejemplo, indican que el poder adquisitivo del dólar en Puerto Rico es apenas 87 centavos. Sin embargo y a pesar de los aumentos en los impuestos e inflación, siguen apareciendo mega tiendas y centros comerciales por toda la isla. Los centros urbanos están en abandono pero en la distancia del horizonte todavía se ven los brazos de grúas de construcción. Desde el 2012, por ejemplo, se reportó que Plaza del Sol y Rexville Plaza en Bayamón, Plaza Carolina, San Patricio Plaza en Guaynabo,  Aguadilla Mall recibirán millones de dólares en expansiones o remodelación. Plaza las Américas también está proponiendo una expansión agresiva de 210,000 pies cuadrados de nuevo espacio comercial y Ciudadela de Cayey, un mega-proyecto de 725,000 pies cuadrado, ocupará 130 cuerdas de terreno potencialmente agrícola. Esto no incluye la construcción del Walmart en la Parada 18 de Santurce en el 2013 ni el lujoso Mall of San Juan, de 625,000 pies cuadrados, inaugurado este pasado marzo.

El puertorriqueño es altamente consumista. La deuda del consumidor boricua en relación a su ingreso personal, por ejemplo, es de un 40%, más que doble el del estadounidense, que es de un 18%. El consumo representa el 89% del Producto Nacional Bruto (PNB), mientras la inversión es de solo 15%. Quizás es el resultado de la industrialización sumamente acelerada de las generaciones pasadas; de ir del bohío a Levittown o del burro al auto en tan corto tiempo. Quizás el puertorriqueño está tratando de vivir un concepto erróneo del sueño americano. Sea cual sea la justificación cultural, las tiendas multinacionales están de fiesta. Puerto Rico tiene 118 farmacias Walgreens, por ejemplo, colocando a la isla como segundo territorio EE.UU. con mayor presencia de éstas. Puerto Rico es el primer país en cantidad de tiendas Walmart por milla cuadrada. Y siguen expandiendo.

Aun así, existen planes para la construcción de otro mega centro comercial, bautizado bajo el nombre de Sambil de Guaynabo. El proyecto es impulsado por desarrolladores provenientes de una de las diez familias más ricas de Venezuela e incluye la construcción de 677,200 pies cuadrados de área de venta. Quizás lo más sorprendente es la potencial inversión de $17 millones de fondos públicos en mejoras a la infraestructura para hacer el proyecto realidad. Además, el Municipio de Guaynabo está proveyendo 63 cuerdas de terreno y otros $700 mil para el proyecto. Esto ocurre en momentos en que el estado está al borde de la quiebra, explorando la posibilidad de disminuciones adicionales en servicios públicos y aportaciones a las organizaciones sin fines de lucro. Mientras tanto, los centros comerciales y mega tiendas están de lo mas bien.

Sin duda, los centros comerciales proveen un ambiente cómodo y conveniente para que los ciudadanos realizan sus compras. También proveen una importantísima fuente de actividad económica para los puertorriqueños. Sin embargo, el índice económico no debe ser el único factor a analizar el efecto de desarrolladores como estos. Tener una concentración tan densa de centros comerciales y mega tiendas contribuye a varios males, tanto ambientales como sociales, microeconómicos y urbanísticos. Irónicamente, Plaza las Américas y Montehiedra intentaron evitar la construcción de Sambil de Guaynabo en 2013, argumentando que existía una sobre-saturación de centros comerciales en la región. A principios del 2015, The Mall of San Juan también se había opuesto a las expansiones de Plaza las Américas, argumentando también una saturación de espacio comercial.

El desarrollo, sin duda, también tendrá un efecto devastador en los pequeñas y medianas empresas de la región. Típico es el abandono de los centros urbanos cuando aparecen centros comerciales y megatiendas en las áreas colindantes. Según el economista José Israel Alameda Lozada, la expansión de las megatiendas entre el 2006 y 2012 ha resultado en el cierre de 1,200 empresas locales y la pérdida de 10,863 empleos. Por cada punto porcentual en aumento capturado por las mega tiendas, hay 6 quiebras de detallistas y mayoristas por año. Según otro estudio de Hunter College, por cada dos empleos que crea una megatienda, se pierden tres empleos locales. Se está liquidando el autoempleo y empresas de familia para empleos estandarizados de salario mínimo sin beneficio. El 55% de los empleos de Walmart, por ejemplo, son de tiempo parcial.   Peor aún, es un modelo de desarrollo que acelera la exportación de ganancias y capital.

Claro, el proyecto podrá generar empleos, pero ¿cuántas empresas locales cerrarán? ¿Cuántos empleos se van a perder? ¿Cuánto gastarán en la eliminación de estorbos públicos y rehabilitación de centros urbanos? ¿Cuántas serán las pérdidas económicas por aumento en congestión? Todo por otro centro comercial que quedaría a 17 minutos de Las Catalinas, 15 minutos de Plaza las Américas y Montehiedra, 14 minutos de San Patricio y a 7 minutos de Plaza Guaynabo. Puerto Rico necesita comunidades vibrantes y felices, con un balance saludable y descentralizado de comercios. ¿O prefiere cemento, financiamiento de desarrollos privados con fondos públicos, acumulación y exportación de riqueza, y más congestión vehicular?


Sobre Luis Gallardo Rivera
Luis Gallardo Rivera

Maestría en administración pública con concentración en gerencia de ciudades de la Universidad Estatal de Valdosta y un Juris Doctor de la Universidad de Puerto Rico. Es instructor de administrac


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