Más allá del esfuerzo mínimo

Más allá del esfuerzo mínimo

Por César Atresino Martínez

El tema de los salarios ha cogido un auge inmenso y hay un consenso fuerte en que $7.25 no da para vivir. Ahora bien, esto es reconocido por los círculos de poder económico y ya andan buscando calmar las aguas, en busca de evitar un escenario como el del julio pasado. No es extraño que escuchemos ahora a algunas figuras estatales considerar una misera alza a $8.25. Ya la gobernadora Wanda Vázquez dice favorecer un alza pero que, “tiene que consultar con la junta”. Todo esto es un juego, un falso canjeo entre socios. La realidad es que ni el gobierno, ni la Junta de Control Fiscal, mucho menos la clase empresarial quieren que ganemos más.

La gente lo habla en la calle, en sus turnos y sus chats del trabajo; “el salario actual no da pa’ vivir”, “salario mínimo, esfuerzo mínimo”. Todas manifestaciones de una contradicción. La resistencia innata y clara de que la vida actual es injusta, es por eso que se escuchan llamados a marchas y manifestaciones por un salario digno y con esto viene una necesidad histórica. Hay que organizar la indignación y el coraje con fines de obtener victorias. Para esto se debe también pensar más allá de lo superficial de un alza y ya.

Profundizando la cuestión del salario también radicalizará mucha gente. Se debe aprovechar la coyuntura para hablar de cómo funcionan los salarios en el marco del sistema capitalista. Hablar de fuerza de trabajo, cosificación, plusvalor y lucha de clases. Hablar de cómo estos trabajos mal pagados son también peligrosos, violentos, feminizados y racializados.  Hay también que nombrar quienes mantienen estas relaciones y reciben las ganancias. Que esa misma clase empresarial conforma un aparato hegemónico colonial junto con clase política rancia y corrupta del país. La potencialidad de que amplios sectores de la clase obrera en Puerto Rico se sumen a una lucha contra esta clase van aumentando y con esto nace la necesidad de que no se quede en una mera reivindicación económica.

Lo esencial para esto es organizar y luchar. Crear aparatos mediáticos donde nos podamos informar sobre estas condiciones y las luchas que se pueden dar. Debe salir un nuevo movimiento obrero que busque no tan solo un alza salarial, sino múltiples mejoras y que al mismo tiempo vaya construyendo conciencia de clase y sobre la colonialidad del poder que nos oprime. Pero esta labor recaerá entre un par de compas intentando gestionar algo más grande que nosotres. Hay que organizarnos con la gente. Ya somos muches quienes trabajamos en la industria de servicio mal pagada. El sentimiento por las uniones está tomando más favor entre las juventudes al mismo tiempo que ocurren las distintas luchas de país. Las condiciones se están dando y debemos aprovechar la marea antes el sistema lo intente ahogar con vagas reformas o promesas de campaña.

¡Organicemos en nuestros barrios, comunidades y centros de trabajo!

¡Somos más y no tenemos miedo!

 


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