Lo que cocinamos para mañana

Lo que cocinamos para mañana

por Luis Calderón Torres

Los cuarentitantos días de distanciamiento físico nos afectan de múltiples maneras. Algunas tienen sus grandes y estructuradas rutinas integrando sus trabajos virtuales, sentadas frente a la televisión viendo series y buscando que nueva actividad creativa para pasarla mejor. Otras personas están en una lucha por sobrevivir, con sus cabezas al punto de explotar con las noticias de los casos de COVID 19 y con la preocupación de estirar la compra. Cada casa es diferente y contienen una diversidad de condiciones que resultan más difícil de entender que el Dashboard del Departamento de Salud.

En ese contexto, este tiempo ha significado un detente para la reflexión. Un momento de búsqueda. Algunos buscan explicaciones, otros buscan alternativas a sus propias situaciones.  ¿Dónde encuentro la salida a esta sensación que nos tiene encerrados en lo que estamos viviendo? Algunas personas ven que el día a día es lo mejor para no entrar en pánico. Ese sube y baja de emociones que parece ir por la ruta panorámica de Aibonito sentado en el asiento de atrás.

Sin embargo, ¿qué hay para mañana? Muchos se preguntan, ¿qué quiero hacer el día que quiten las instrucciones de distanciamiento físico? Muchos piensan en salir corriendo a buscar dinero y que pase lo que tenga que pasar. Nuevamente, se marcan las diferencias y creamos nuestra particular forma de ver el mañana. Regresar a trabajar en lo que no nos gusta, a seguir el corre y corre en el que estábamos montados. En fin, volver a lo que no funcionaba.

¿Qué cosas diferentes puedo hacer para mañana ser más feliz? Me conformaría con que nadie en Puerto Rico se quede sin comer. Que todos, todas y todes tengan la misma oportunidad de tener comida, casa y una salud digna. Sabemos que si esos tres principios básicos son satisfechos, la sociedad iría por un buen camino. Una vez eso resuelto nos podemos mover a una educción de calidad, donde no dependa de lo que pagues, sino de lo que mereces. Si somos educados en principios de equidad, justicia y humanidad, las ganancias serían inimaginables. Una economía  de beneficio social, horizontal y fruto de la co-responsabilidad compartida. Entonces estoy seguro que mañana no tendríamos que preocuparnos tanto por la corrupción ni la criminalidad, porque no serían necesarias.

Para que esto ocurra hay una ruta empinada que hay que tomar. Buscar el cartel de consenso que nos pueda llevar a la mayoría a dar pasos de avance. Identificar las plantas venenosas del miedo, el coloniaje, el racismo y el individualismo para evitar que nos sigan enfermando en el camino. Entonces, que podamos aportar lo mejor de cada una de las personas para ponerlo en función de un mañana diferente. Disfrutando cada día, construyamos desde abajo hacia arriba, empezando desde lo sencillo hasta lo complejo. Una buena zapata que nos tome tiempo pero que sea sólida e inclusiva. Que produzca para la mayoría y ofrezca todo lo que necesitamos para garantizar a las nuevas generaciones.

*El autor es comerciante y miembro de la Red de Economía Social y Solidaria.


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