Liberar mentes para liberar la sociedad

Liberar mentes para liberar la sociedad

Foto | Karen De León, vicepresidenta del Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores.

Hace unos días recordaba a la activista afroestadounidense Angela Davis, con motivo de la celebración de su natalicio, cuando dijo: “tenemos que hablar sobre liberar mentes, así como liberar la sociedad. Esas palabras resonaron en mi cabeza pensando en la firma de la orden ejecutiva declarando un Estado de Emergencia en Puerto Rico por el alza en los casos de violencia de género.

La Orden Ejecutiva es una gran victoria para las organizaciones de mujeres y feministas que, por largo tiempo, la hemos reclamado en todos los espacios de lucha y es otra muestra de que ¡el activismo rinde frutos!Sin embargo, la misma Orden Ejecutiva nos expone las tareas pendientes y hacia dónde debemos enfilar nuestros reclamos, pues en ella no se contempla de manera implícita la implementación de un currículo escolar con perspectiva de género.

Aunque el gobernador Pedro Pierluisi y la secretaria del Departamento de Educación, Elba Aponte Santos, afirmaron que sería parte del protocolo a establecerse para el cumplimiento, ello no está expuesto en la Orden y eso preocupa. Desde los diversos colectivos de mujeres y feministas hemos planteado consistentemente la necesidad de un currículo con perspectiva de género como una herramienta útil para combatir la violencia contra las mujeres.

La educación con perspectiva de género sería esa poderosa palanca de cuestionamientos hacia tantas cosas que suceden en nuestro país, cimentadas en los discursos patriarcales y discriminatorios.  Por tanto, sería clave para la transformación social deseada hacia otras maneras de vida más amables, solidarias y de verdadero respeto hacia todos y todas. Es decir, la educación con perspectiva de género como una estrategia para liberar las mentes, como propone Davis.

Más allá, toca analizar cómo queremos que se implemente ese currículo con perspectiva de género para su mayor efectividad. La comunidad escolar es casi tan diversa como nuestro país.

No se trata solo de estudiantes, padres y de madres, sino también maestros, maestras, personal de apoyo y no docente en cada escuela. Todos y todas son piezas claves en este panorama.

Por mi experiencia en el sistema público de enseñanza pongo en perspectiva ese último componente pues me consta la variada labor que realizan en el proceso educativo. Valdría la pena preguntarse: ¿se ha pensado en un plan de integración de ese personal de apoyo y no docente en la implementación del currículo con perspectiva de género? Si no es así estamos a tiempo para hacerlo pues su aportación es sumamente importante.

En la lucha contra la violencia de género tenemos mucho que aprender y desaprender. Por eso la educación, vista desde una perspectiva amplia y considerando todos sus componentes, continuará siendo un factor tan necesario como urgente.

La tarea es educar y nos toca asumirla con responsabilidad, respetando sus procesos para que nuestras luchas continúen rindiendo buenos frutos.


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