Las Noticias

Las Noticias

Hoy se cumplen siete años del cierre del telenoticiario Las Noticias (17 de octubre de 2014). Se dice como quien ve un ave pasar. Así de veloz e inusitado fue. Aunque debo admitir que la sentencia de muerte de nuestro taller de trabajo ya estaba firmada desde el día que Univision (así sin acento en la O, como lo escriben oficialmente) puso un pie en la estación de televisión que compró a sobreprecio porque su mayor deseo era poseer un canal en Puerto Rico. Lo intentaron con Wapa-TV pero lo lograron con Teleonce y de paso adquirieron el Canal Siete y sus repetidoras en el sur.

A esta compra le precedieron otras hasta que al final lo que era nuestro pasó a ser de ellos. El ambiente de trabajo se impregnó del acento americano con una afección mexicana y la visión de las noticias pasaron de ser nacionales al de un guetto, porque para los recién llegados Puerto Rico no era un país sino un barrio latino más, como el Bronx de Nueva York. El tiempo se encargaría de demostrarles lo equivocados que estaban y no les quedó otro remedio que asumirlo.

Las Noticias fue heredero de una tradición de buen periodismo, fundado en la década de los sesenta por Rafael Pérez Perry. “El Once en Las Noticias”, su nombre original, contaba con un plantel de periodistas entre quienes figuraron Silvia Gómez, Pedro Zervigón y Carmen Jovet. La muerte de Pérez Perry y la quiebra que sobrevino más tarde, abrieron la puerta a un nuevo dueño y un cambio de nombre y eslogan. A partir de los ochenta se conocería como TeleOnce y “Vívelo” sería su nueva marca comercial.

Un edificio remodelado en Santurce se convirtió en el primer hogar del departamento de noticias del que formé parte y cuyas caras de presentación en la pantalla chica eran Jenniffer Woolf y Ramón Enrique Torres. Nos mudamos a Puerta de Tierra y luego a Guaynabo, cuando la gerencia llegó a un muy beneficioso acuerdo — dudosa legalidad para muchos– con el gobierno municipal de Héctor O´Neil.

La llegada a ese edificio resultó un golpe de realidad y no es que otros propietarios fueran más accesibles o considerados. Lo cierto es que la gerencia de Univision siempre mostró un visible desdén por los trabajadores que tuvieron que retener debido al convenio colectivo existente. De poca o ninguna experiencia administrando su empresa con un sindicato de por medio, la presencia de la Unión de Periodistas, Artes Gráficas y Ramas Anexas (Upagra) era para ellos un dolor de cabeza, así que restarle fuerza entre los empleados también se convirtió en uno de sus principales objetivos.

A la llegada al nuevo edificio nos encontramos con que Univision le puso código a todas las entradas de manera que los empleados no podían moverse libremente por el lugar, se impuso un registro a los vehículos y hasta se llegó a amenazar con tener que pagar quien perdiera una taza que repartieron a la llegada al nuevo canal y era la única que se podía usar. Nada de tacitas con mensajes amorosos o dedicados a papá y mamá. Con el tiempo todos olvidaron las tazas de metal con el logo de la compañía y se impusieron las nuestras. ¡Así fue como una taza se convirtió en un acto de resistencia boricua!

El equipo de Las Noticias rompió esquemas, impuso un estilo de cómo hacer periodismo y al final se convirtió en una piedra en el zapato para muchos. Cierto que la economía estaba complicada, también que no era el único taller que cerraba, ya lo habían hecho el Canal 24, El Reportero y el The San Juan Star entre otros. Pero igual de cierto es que la gerencia de Univision echó a pérdida nuestro taller siguiendo la práctica gubernamental de depreciar el producto para justificar su cierre.

Ese viernes 17 de octubre de 2014 se cerró de golpe y porrazo un taller de noticias que rindió un servicio de excelencia al país durante tres décadas. Quienes laboramos allí nos sentimos orgullosos de nuestros logros como equipo. Hoy todos encontramos nuevos caminos y nos quedó el respeto y cariño que siempre nos profesamos.

Nosotros ganamos porque contamos con el apoyo de un pueblo que valoró nuestro trabajo. Univision perdió porque le falló al país al que debía servir y todavía hoy se esmeran por recuperar su confianza.


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