Hostos: geografía e identidad

Hostos: geografía e identidad

Por Rafael A. Torrech San Inocencio

De niño pasaba largas horas asomado por la ventana del carro de mi padre. La grandeza de mi isla me abrumaba: tanto espacio, tanta tierra. ¡Qué fantástico y amplio país era este! Esa visión e ilusión no me duró mucho.

En un salón de clases, una dedicada maestra nos enseñó un globo terráqueo: esa bola multicolor en la que navegamos por el espacio. Mucho afiné mi ojo para encontrar esta isla minúscula, en un fondo azul, que la maestra decía que era Puerto Rico. ¿Cómo podía caber tanta tierra, tanto monte y tanto mar en esa manchita? Mi sentido de proporción quedó descompuesto permanentemente.

Mucho tiempo después, leer a Eugenio María de Hostos me trajo tanto alivio como rabia. Entendí que la geografía, como todo concepto pedagógico, debe ser intuitiva. Como dice Hostos, tiene que partir de las nociones que nos trae el estudiante. Mi desfase geográfico fue inducido por una estrategia pedagógica desacertada. Pensar que aún prevalece me dio rabia.

Resumo este vital concepto educativo parafraseando tres citas de Hostos en un continuo: “…el énfasis principal (de la educación) ha sido el transmitir una información o una especie de resumen enciclopédico de las conclusiones del saber. …esta información se ofrece sin tomar en cuenta las circunstancias en que se desarrolla la vida de los alumnos, ni de sus intereses y estilos de aprendizaje”. Por tanto “… se ha de comenzar la enseñanza general con las mismas nociones intuitivas que le suministran los educandos…”.

Para Hostos, la intuición es el verdadero aprendizaje donde se construye una idea nueva y propia del estudiante, donde la nueva información adviene de forma vinculada con los conocimientos previos del estudiante. Este nuevo conocimiento se ubica en la conciencia del estudiante, no como algo aislado, sino como parte de lo que ya sabe y como cimiento para un conocimiento posterior.

Un buen ejemplo son las 35 lecciones para la enseñanza de la geografía de Hostos. Hostos vincula de forma transdisciplinaria el dibujo, el diseño mecánico, la geografía y algunas nociones sociológicas. Primero, para conocer geografía hay que dibujar. Así que le pide al estudiante que dibuje su cuarto, su casa y su patio, desde arriba, como si fuera un mapa: “En la Geografía Intuitiva ese primer trazado de la casa será el embrión de todos los trazados en que se ha de fundar el estudio de las formas”, dice Hostos. El concepto geográfico nace al visualizar el entorno inmediato del estudiante; su casa. Este es el contexto intuitivo que conoce el estudiante, y de ahí partirá para proyectar todos los demás contextos de espacio, tamaño, extensión y geografía. Para el estudiante ese es el primer deslinde: dónde termina su casa y dónde comienza el resto del mundo.

Una vez trazada la casa, se continúa con los demás contextos. En trazados radiales, donde la casa es el centro, se definen las calles, las manzanas, los sectores y el barrio como referencia para los próximos elementos geográficos: “Al plano de la casa seguirán los del barrio y la ciudad, a estos el de la provincia, que determinará el de las provincias limítrofes, por dónde se llegará al plano nacional”. El estudiante captará la geografía partiendo de su contexto inmediato y podrá definir su país partiendo de su casa.

No es mera geografía: hay mucho de solidaridad comunitaria. Hostos define al barrio de una forma muy peculiar: “Los habitantes del barrio, como los del hogar, forman una población, pero en vez de llamarse familia, se llaman vecindario”. Las nociones intuitivas de la familia -como vital punto de partida- se proyectan más allá de la puerta de la casa para incluir el próximo contexto inmediato -el barrio- y a sus habitantes en el contexto sociológico de una familia extendida.

Para culminar, Hostos dice: “La patria nacional es parte de un continente. Procediendo del mismo modo que se hizo para llegar al plano nacional, se llegará al continente. De este se pasará al plano hemisférico y se terminará con el planisférico”. Al llegar al contexto más amplio, toda la geografía partirá de una base intuitiva basada en los referentes del educando. De ahí se perfeccionará el conocimiento con nuevos ejercicios: “… se empezará una serie de planos más correctos de la casa, ciudad, provincia, nación que contenga ya rasgos más completos”.

Como bien nos recuerda el gran autor José Emilio González, siempre hay algo que aprender de Hostos. Pero, no solo para el ámbito académico, sino también para la aplicación constante y práctica en la vida diaria.

Así esperamos que nuestros hijos no se extrañen de la pequeña mancha en el mapa, y que fortalezcan su identidad sin menospreciar lo propio. Y para que ejerciten su curiosidad dentro o fuera del salón de clases o del curso en línea, y maximicen el privilegio del vasto acceso a la información que hoy tienen a su disposición.


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