Dos mundos divididos por una carretera

Dos mundos divididos por una carretera

por Mónica Fernández Rosado

El barrio Buena Vista de Humacao y el complejo de viviendas Palmas del Mar son comunidades colindantes, solo las divide la carretera PR 923. Sin embargo, llevan estilos de vidas completamente diferentes. A consecuencia del huracán María, Buena Vista estuvo ocho meses sin energía eléctrica, sus vecinos de la calle de enfrente solo dos. En Palmas del Mar se restableció el sistema eléctrico en diciembre de 2017, en Buena Vista en mayo de 2018.

¿Por qué fue así? Porque “ahí corre el dinero”, argumentó Amparo Vellón quien lleva 53 de sus 62 años viviendo en las parcelas de Buena Vista. Vellón, quien es ama de casa y madre de cuatro hijos, está consciente de la desigualdad social. “Esa era la pelea” durante los tediosos meses de espera posterior al evento atmosférico.

El hijo menor de Vellón estudia en la Universidad del Sagrado Corazón. El joven estudiante forma parte del 66 por ciento de los residentes del barrio que lograron graduarse de la escuela superior, según el U.S. Census Bureau de 2017. Si hace dos años este era el porcentaje, el panorama actual no es muy alentador, pues el Departamento de Educación cerró la escuela de la comunidad en junio de 2018. Esto no solo afectó a la juventud, sino también a las familias que no contaban con transportación para llevar a sus hijos a planteles fuera del barrio y por ende se tuvieron que mudar. Al otro lado de la carretera, el porcentaje de graduados es de 99 por ciento. Palmas del Mar cuenta con The Palmas Academy, un colegio dentro del complejo.

El 80 por ciento de Buena Vista vive bajo los niveles de pobreza. Se sabe que algunas familias se mudaron para Estados Unidos tras el huracán María. “Aquí hay un muchacho que vive en unas condiciones pésimas. Así hay otras personas, se ve que están afectadas y tienen necesidades”, precisó Vellón.

Para cooperar, la parroquia de Palmas del Mar hace actividades que promueven el apoyo a las comunidades adyacentes de escasos recursos. Los meses posteriores al huracán María donaron comida, ropa y dinero.  A pesar de las ayudas, la realidad de Buena Vista sigue siendo difícil. El ingreso promedio anual por casa es de $13,660.

Además, viven afligidos por el depósito de cenizas de carbón, pues la empresa de manejo de desperdicios sólidos EC Waste queda continua al vecindario. Hay muchas personas con enfermedades pulmonares y cáncer. Mucho cáncer, se comenta en el vecindario.

Al parecer, entre la penuria y la desesperación, el uso y venta de drogas aparece como una vía de escape.“La juventud se está viendo bien afectada”, indicó Vellón. Urge, añade, que la alcaldía atienda sus reclamos y que los líderes de barrio sirvan de portavoces y se cercioren de que el gobierno tome acción ante la situación.

Vista desde el patio de Amparo Vellón hacia el campo de golf de Palmas del Mar

Mientras los residentes en Palmas del Mar disfrutan de campos de golf, canchas de tenis y una subestación de agua exclusiva, la comunidad de Buena Vista lucha por su salud, una educación accesible, detener la drogadicción y ser escuchados ante el gobierno. La desigualdad social es una de las caras de la pobreza en Puerto Rico. Con 4.4 millas de distancia, se ven dos mundos completamente diferentes, divididos por una carretera.

*Este reportaje forma parte de la serie sobre “Pobreza y desigualdad social en Puerto Rico” preparado por los alumnos del curso “Redacción periodística” que dicta el profesor Luis Fernando Coss en el Recinto de Río Piedras, Universidad de Puerto Rico.


Sobre Redacción 4002
Redacción 4002

Estudiantes matriculados en el curso Redación Periodística 4002 del profesor Luis Fernando Coss.


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