Carta del profesor Jimmy Seale Collazo al Rector de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, Luis Ferrao con motivo de la crisis provocada por el COVID-19.

Saludos, Rector…

Reciba mi abrazo solidario (virtual, claro está) en esta cuarta emergencia grave (quinta, si se cuentan Irma y María por separado) que ha tenido que enfrentar desde que ocupa esa silla.

En el espíritu del mensaje del Presidente nacional de APPU al Presidente de la UPR que le reenvío, quedo a su disposición para dialogar sobre cómo atender esta situación dentro del marco de nuestro Recinto.

Entiendo que usted y su infatigable equipo están tratando de descifrar cuál ha de ser el camino a tomar, entre los requisitos de acreditación y las capacidades del Recinto. Creo que es importante cómo conceptuamos, pedagógicamente, nuestra respuesta a esta emergencia, y cómo esa respuesta se comunica a los diferentes sectores de la comunidad. En particular, docentes y estudiantes tendremos que descifrar nuestros propios caminos –individual y colectivamente– dentro del marco de esa conceptuación y esas comunicaciones.

En estos momentos, no hay tiempo que perder, pero la prisa desesperada (quiero decir “haste”, en inglés) es la peor consejera. Nuestro insumo va en contra de ella, y a favor de una respuesta consensuada que atienda las necesidades institucionales e individuales. La educación, con o sin mediación tecnológica, es un entramado de relaciones humanas, y ante una crisis que inevitablemente las trastocará, se debe proceder considerando ante todo a las personas cuyas acciones siempre determinan la calidad de sus resultados: docentes y estudiantes.

Concretamente, a mí me llegaron, el viernes, dos comunicaciones de mi directora. La primera fue una petición de explicar cómo planifico atender a mis estudiantes de forma no presencial mientras dure la emergencia; respondí de inmediato, en un mensaje de varios párrafos. La segunda fue una tabla que se me requería llenar, marcando las tecnologías y plataformas que anticipaba usar. No la he llenado aún, en parte porque no me siento listo para hacerlo; hay unas tecnologías que ya uso, y sé que me sirven bien; con otras, tendré que experimentar y ver qué funciona.

Quiero resaltar la diferencia entre las dos instrucciones: una, de forma abierta, pedía mi respuesta a un desafío, y respondí con lo que creo fue creatividad e iniciativa; la otra, supongo que con el fin de facilitar informes a instancias superiores, prescribía categorías de respuestas. La primera fue de suma utilidad; la segunda, en mi caso al menos, contraproducente.

Otro ejemplo reciente: el decano interino de Humanidades emitió una carta circular que instruía a su facultad a tomar el curso en línea que ofrece DECEP, lo cual es una gran idea que yo también pienso hacer. Pero al final de su tercer párrafo hay un terrible desacierto: lo cita a usted diciendo que no le firmaría contrato a nadie que no lo hubiera tomado. Me la hizo llegar un docente de esa facultad, quien sintió esa oración como discriminatoria, hiriente. Añadiría yo: totalmente innecesaria.

Me queda claro que todo el personal administrativo está bajo una presión terrible, y no es mi intención criticarles (particularmente a mi directora, a quien aprecio muchísimo y quien tiene mi apoyo completo). Lo que busco es que, desde Rectoría, y de forma consensuada con representantes docentes y estudiantiles, se sienten las bases para que podamos manejar esta situación para obtener los mejores resultados.

Muy específicamente, sé que usted y su equipo sintieron, más que nadie, el látigo del Show Cause sobre sus espaldas por más de un semestre, y no quiero que parezca que ello me tiene sin cuidado. Pero sinceramente creo que en esta crisis, deben mirar primero hacia las docentes y estudiantes que tendremos que encontrar cómo cumplir con nuestras responsabilidades bajo estas condiciones. Le recuerdo que, aún durante esos terribles meses de 2019, NUNCA se cuestionó la calidad académica de nuestro Recinto; si logramos ponernos de acuerdo, y documentamos lo que hacemos, estoy seguro que las múltiples entidades acreditadoras a las que habrá que responder celebrarán nuestro desempeño como institución.

Le invito a dialogar sobre esto, así como lo hizo –no hace tanto– ante la emergencia sísmica de enero. Estoy incluyendo como remitentes a mi directiva capitular, particularmente al Dr. Juan Meléndez, quien forma parte de la Junta Asesora sobre Educación a Distancia de Presidencia.

Por favor, cuente conmigo y con la APPU como colaboradores ante este desafío colectivo. Llámeme en el momento que sienta que sea necesario, y responderemos.

Atentamente,

Jimmy Seale Collazo
Presidente, APPU-RP

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