Austeridad, salud mental y suicidio

Austeridad, salud mental y suicidio

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Por Eduardo A. Lugo Hernández, Ph.D.

Durante todo el mes de septiembre se intenta crear conciencia a nivel mundial acerca del suicidio y de los factores que ponen en riesgo a nuestra población. La mayor parte de las discusiones se enfocarán en los aspectos individuales y relacionales involucrados en el suicidio. Sin embargo, algo que constantemente está ausente en esta discusión es la influencia de la crisis económica y las políticas fiscales en la salud mental y en la conducta e ideación suicida. Este análisis es medular antes la realidad puertorriqueña que incluye una profunda crisis económica y la implantación de medidas de austeridad para manejar la deuda.

Por los pasados cinco años, aproximadamente, la Junta de Control Fiscal (JCF) ha impuesto la austeridad como modelo económico. Este modelo prioriza el pago de la deuda a expensas de los servicios esenciales de apoyo para la ciudadanía. Estas acciones incluyen recortes en educación (ej. cierre de escuelas, recortes a UPR), servicios de salud física y mental, derechos de los trabajadores y trabajadoras y el intento por reducir las pensiones. En otros países la austeridad ha sido el catalítico para la reducción de salarios. Aunque en Puerto Rico no se han planteado reducciones a los salarios, es claro que el actual mínimo federal de $7.25 por hora, no representa un salario justo para nuestros trabajadores y trabajadoras, ante el constante encarecimiento de los precios de varios productos y servicios.

Puerto Rico no es el primer país en experimentar medidas de austeridad como las impuestas por la JCF. Otros países como Grecia, España, Inglaterra y Portugal han apostado a este tipo de medidas para atender sus situaciones económicas, particularmente durante la crisis financiera del 2008. Al analizar el efecto de las medidas de austeridad en estos países, no es suficiente evaluar el impacto económico, sino es necesario analizar el efecto de estas medidas en el bienestar de las personas. Varios estudios apuntan a que las repercusiones fueron variadas y profundas e incluyeron, en algunos casos, la elevación de riesgo de suicidio y en la mayoría aumentos en problemas de salud mental y el empobrecimiento del acceso y calidad a servicios de apoyo.

En 2013, el Reino Unido vio un incremento de 13 años en los suicidios que han sido vinculados a la implementación de las medidas de austeridad (Mills, 2018).  Regiones del Reino Unido en dónde el desempleo era más alto, fueron más gravemente afectadas. Grecia vio un aumento drástico en los suicidios en 2012, que pudo estar relacionado a la aprobación de paquetes de austeridad a partir de 2010 (Branas, et al, 2015).  Este incremento representó la tasa más alta de suicidios en 30 años.  El sociólogo Alexander Kentikelenisn comunicó en el escrito “Crisis de salud en Grecia: de la austeridad al negacionismo” que hubo “un aumento del 120% en el uso de los servicios de salud mental en un momento de recortes de fondos del 20% en 2010-2011 y un 55% más en 2011-2012”. Suicidios y la incidencia de depresión mayor aumentaron rápidamente.

La inseguridad y el estrés producidos por estas estrategias de austeridad dificultaron enormemente a los griegos. Igualmente, dio paso a una mayor incidencia de enfermedades infecciosas, en particular las infecciones por el VIH, debido a los recortes en los programas que promovían la distribución de preservativos y jeringuillas entre las poblaciones en riesgo (Kentikelenis, Karanikolos, Reeves, McKee & Stuckler, 2014).

En un estudio de cinco países Europeos (Grecia, Irlanda, Italia, España y Portugal), se encontró una relación entre las medidas de austeridad y el suicidio, en particular entre hombres de 65-89 años (Antonakakis & Collins, 2015). Esta investigación también concluyó que las tasas de desempleo provocadas por las medidas de austeridad fueron el factor más importante en los suicidios de jóvenes. Medidas como beneficios de desempleo y acciones de política pública para promover la protección a los trabajadores y trabajadoras se identificaron como factores protectivos para las personas.

Cabe destacar que ante la crisis económica del 2008, no todos los países incorporaron medidas de austeridad. Otros países como Islandia, Alemania y Suecia tomaron una ruta alterna, manteniendo redes de seguridad social y protegiendo los servicios de salud mental y física. Estos países no experimentaron las consecuencias negativas de la salud mental como a quienes asumieron la austeridad como su estrategia (Akhter, Bambra. C, Mattheys, K., Warren, J. & Kasim, A., 2018). Quiere decir entonces, que la austeridad es una decisión económica, no un imperativo. Además, ejemplifica que las decisiones económicas tienen consecuencias variadas para la población y deben ser consideradas por los organismos correspondientes.

En Puerto Rico ya podemos observar evidencia del deterioro de la salud mental de la ciudadanía y el impacto en los servicios de salud mental en el país. A partir del 2018, Puerto Rico fue la tercera jurisdicción de los Estados Unidos con la tasa más alta de problemas de salud mental (Primera Hora, 2019). El efecto del aumento en problemas de salud mental se observa en el deterioro de la calidad de vida de la gente, el aumento en múltiples formas de violencia y en el hacinamiento de los hospitales psiquiátricos, que añado son todos privados ya que el Estado solo cuenta con el Hospital de Psiquiatría Ramón Fernández Marina para atender estas necesidades.

Afortunadamente, en cuanto a los suicidios, los datos apuntan a una reducción en los últimos años. La Comisión para la Prevención de Suicidio de Puerto Rico, informó en el 2020, que las tasas de suicidio han tenido una leve reducción desde el 2017, año en que Puerto Rico experimentó el huracán María (https://estadisticas.pr/files/Inventario/publicaciones/Informe%20Anual%20Suicidios%20en%20Puerto%20Rico%20-%202020.pdf). Aún así, en el 2020, 167 personas cometieron suicidios, de las cuales la mayoría fueron hombres entre 50-59 años. Interesantemente, las estadísticas también reflejan una tasa elevada en personas entre 35-39 años.

No debe sorprendernos que el pico en la tasa de suicidios fuera en el 2017, dado la convergencia de factores ambientales, fiscales y gubernamentales. Los huracanes Irma y María, la ausencia del sistema eléctrico, la desarticulación gubernamental para responder a estos eventos y otros estresores asociados fueron la “tormenta perfecta” para deteriorar la salud mental de la gente. Estos datos no deben servir de excusa, sino de alerta dado que la crisis climática que enfrentamos aumenta la probabilidad de que experimentemos eventos como estos con frecuencia. Por lo contrario, aumenta la necesidad de aumentar la inversión en servicios de salud física y mental y servicios de prevención a través de programas comunitarios para prepararnos para estos sucesos. La austeridad no contempla estas acciones afirmativas, sino que las sabotea.

En este mes de concienciación sobre el suicidio debemos elevar el reclamo para que cesen las medidas de austeridad y se promueva la inversión económica que promover la calidad de vida de nuestra ciudadanía.  Algunas recomendaciones urgentes son 1) la derogación de la Ley PROMESA, 2) la defensa de la ley de Retiro Digno, 3) el aumento significativo del salario mínimo, 4) el cese a los recortes constantes a la Universidad de Puerto Rico y la restitución de la aportación gubernamental al sistema, 5) desarrollo de programas que fomenten la inserción de personas jóvenes al mundo laboral, 6) la consideración de la crisis climática de manera transversal en las políticas públicas y fiscales del gobierno (esto incluye la derogación del contrato de LUMA y un movimiento hacia energías renovables), 7) la inversión en los servicios de salud mental del país, incluyendo el fortalecimiento (acceso y calidad) de los servicios públicos, y 8) la inversión en proyectos de prevención y atención al trauma a nivel comunitario liderados por organizaciones sin fines de lucro y las comunidades. En este mes simbólico de concienciación, asumamos posturas concretas y contundentes que promuevan el bienestar. De eso depende la vida de muchos/as.

Referencias

Akhter, N., Bambra, C., Mattheys, K., Warren, J., & Kasim, A. (2018). Inequalities in mental

health and well-being in a time of austerity: Follow-up findings from the Stockton-on-

Tees cohort study. SSM – population health6, 75–84. https://doi.org/10.1016/j.ssmph.2018.08.004

Antonakakis, N. & Collins, A. (2014). The Impact of Fiscal Austerity on Suicide: On the

Empirics of a Modern Greek Tragedy. Social Science & Medicine 112C:39-50.

Branas, C.C.,  Kastanaki, A.E.,  Michalodimitrakis, M.,  Tzougas, J., Kranioti,E.F., Theodorakis,

P.N., Carr, B.G., & Wiebe, D.J. (2015). The impact of economic austerity and prosperity events on suicide in Greece: a 30-year interrupted time-series analysis. BMJ Open, 2015;5:e005619. doi:10.1136/bmjopen-2014- 005619.

Comisión para la Prevención del Suicidio, Departamento de Salud de Puerto Rico (2020).

Informe Anual de Suicidios en Puerto Rico. Recuperado en

https://estadisticas.pr/files/Inventario/publicaciones/Informe%20Anual%20Suicidios%20

en%20Puerto%20Rico%20-%202020.pdf

Kentikelenis A, Karanikolos M, Reeves A, McKee M, Stuckler D. Greece’s health crisis: from

austerity to denialism. Lancet. 2014 Feb 22;383(9918):748-53. doi: 10.1016/S0140-

6736(13)62291-6. PMID: 24560058.

Mills, C. (2017). ‘Dead people don’t claim’: A psychopolitical autopsy of UK austerity suicides.

Critical Social Policy, 38(2), 302-322. doi:10.1177/0261018317726263

Puerto Rico es la tercera jurisdicción con más incidencia de condiciones de

salud mental. (2019, 28 de junio). Primera Hora.


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