Retos de los movimientos sociales en Panamá

Por José de la Rosa Castillo*
En el contexto contemporáneo, los movimientos sociales han emergido como actores fundamentales en la configuración de los proyectos de nación. Lejos de ser simples expresiones de inconformidad, estos movimientos representan nuevas formas de organización ciudadana que desafían las estructuras tradicionales del poder político y económico. Su capacidad para articular demandas colectivas, movilizar recursos y generar cambios estructurales los convierte en piezas clave en la construcción de sociedades más justas, inclusivas y democráticas.
Transformación del concepto de nación
Históricamente, el proyecto de nación ha estado vinculado a la visión del Estado como ente rector del desarrollo, la identidad y la cohesión social. Sin embargo, en las últimas décadas, este paradigma ha sido cuestionado por la emergencia de movimientos sociales que plantean nuevas formas de entender la nación. Estos movimientos, muchas veces surgidos desde las bases populares, introducen perspectivas plurales que incluyen la diversidad cultural, étnica, de género y ambiental, ampliando el concepto de nación más allá de los límites impuestos por las élites tradicionales.
Nuevas formas de organización
Los movimientos sociales contemporáneos se caracterizan por su flexibilidad organizativa, el uso estratégico de las tecnologías de la información y la comunicación, y la horizontalidad en la toma de decisiones. A diferencia de las estructuras jerárquicas de los partidos políticos o sindicatos tradicionales, estos movimientos promueven la participación directa, el consenso y la autonomía. Ejemplos como el movimiento feminista, los colectivos ambientalistas, los pueblos indígenas organizados y las plataformas digitales de activismo demuestran cómo la ciudadanía se reconfigura como sujeto político activo.
Ejemplos en América Latina
En América Latina, los movimientos sociales han tenido un papel protagónico en la transformación de los proyectos de nación:
• México – Movimiento Zapatista (EZLN): Desde 1994, promovió una forma alternativa de organización política basada en la autonomía indígena, la democracia directa y la justicia social. Su lucha ha visibilizado las demandas de los pueblos originarios y ha influido en el debate nacional sobre derechos humanos y pluralismo cultural.
• El mismo MORENA fundado como movimiento ciudadano en 2011 por Andrés Manuel López Obrador como una plataforma para organizar a ciudadanos inconformes con el sistema político tradicional. No era un partido político en ese momento, sino un movimiento de base que buscaba la transformación del país. Fue un movimiento social, con fuerte participación ciudadana, antes de institucionalizarse como partido político. Su origen está ligado a la movilización popular y al liderazgo de López Obrador, quien canalizó el descontento social hacia una propuesta política organizada.
• Chile – Movimiento estudiantil (2011): Las masivas movilizaciones estudiantiles en Chile exigieron una educación pública, gratuita y de calidad. Este movimiento no solo logró reformas educativas, sino que también impulsó una nueva generación de líderes políticos y contribuyó al proceso de redacción de una nueva Constitución, redefiniendo el proyecto de nación chileno.
• Bolivia – Movimiento indígena y el MAS: La articulación de los movimientos indígenas con el Movimiento al Socialismo (MAS) permitió la llegada de Evo Morales al poder, marcando un hito en la inclusión de sectores históricamente marginados. La nueva Constitución boliviana reconoce al país como un Estado plurinacional, reflejando las demandas de estos movimientos.
• Colombia – Paro Nacional (2021): Las protestas masivas contra reformas fiscales y sociales evidenciaron el descontento de amplios sectores de la población. Aunque enfrentaron represión, lograron abrir espacios de diálogo y visibilizar problemáticas como la desigualdad, el desempleo juvenil y la violencia estatal.
Impacto en los proyectos de nación
El impacto de los movimientos sociales en los proyectos de nación es múltiple. En primer lugar, visibilizan problemáticas históricamente ignoradas, como la desigualdad estructural, la discriminación y la destrucción ambiental. En segundo lugar, promueven reformas legislativas, cambios en las políticas públicas y transformaciones culturales profundas. Finalmente, contribuyen a democratizar el espacio público, al exigir transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana en la toma de decisiones.
CASO PANAMÁ
En el caso de Panamá movimientos ambientales y estudiantiles en los últimos años, junto a colectivos ciudadanos, han protestado contra proyectos mineros y reformas educativas, mostrando una creciente conciencia ecológica y social. Estos movimientos han influido en decisiones gubernamentales y han fortalecido la participación ciudadana en el debate nacional.
A finales del gobierno 2019-2024, en Panamá, producto de medidas gubernamentales a favor de una empresa minera multinacional (First Quantum), se levantó un movimiento anti minero con una fuerza nunca antes conocido en la historia del país con movilizaciones sobre todo de sectores de la juventud que llevó a casi dos meses de manifestaciones, movilizaciones y una gran protesta social donde se unió a todo el país obligando al gobierno echar atrás la extracción mineral y a la Corte Suprema de Justicia, declarar como inconstitucional el contrato minero y hasta hoy continúa detenida la actividad minera aunque el nuevo gobierno 2024-2029 que se ha manifestado abiertamente proempresarial, promete abrir la actividad minera por encima del fallo de inconstitucionalidad.
Con el inicio del gobierno del Presidente José Raúl Mulino (1 de julio 2024) y el ascenso del Presidente Trump en los Estados Unidos en enero del 2025 en su discurso de toma de posesión y desde mucho antes, amenazó con quitarle el Canal y retornar su control a Estados Unidos, justificando su pretensión colonialista al supuesto control de la República Popular China sobre el Canal, lo cual todos sabemos que no es verdad, además, ocho meses después hasta el día de hoy, Trump no ha podido demostrar esa falsedad.
No obstante, después de una conquista como la heredada de los Tratados Torrijos-Carter, el actual gobierno panameño dócilmente ha cedido a esas pretensiones imperiales hegemónicas con una serie de concesiones que laceran nuestra soberanía. Lo más oneroso ha sido la firma de un memorando de entendimiento con el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en el que Panamá cede soberanía, permitiendo la instalación de tres bases militares disfrazadas de centros de entrenamiento conjunto y operaciones para la protección del Canal de Panamá.
Luego de varios meses convulsos, como consecuencias de diversas formas de protesta del movimiento social, sindical, de gremios profesionales, la comunidad académica y el pueblo en general que incluyeron cierres de vías de tránsito, motivadas por la imposición de medidas antipopulares de parte del gobierno del presidente José Raúl Mulino como una Ley que reformaba la Seguridad Social hacia formas regresivas sumado al enérgico rechazo a las pretensiones norteamericanas sobre el Canal y contra la actitud servil y entreguista del gobierno de Mulino con el Memorándum de Entendimiento, el nuevo gobierno lanzó una feroz y brutal represión para forzar una “tensa calma” ante la incapacidad de dar una respuesta al descontento social.
Esta situación de persecución y represión contra el movimiento social ha obligado el exilio de varios dirigentes del movimiento social que se oponía a la Ley 462 que hace reformas regresivas al Seguro Social, a proyectos hídricos, a la reapertura de la mina y al Memorándum de Entendimiento, como son los casos de Erasmo Cerrud, directivo del sindicato de la construcción, exiliado en la Embajada de Nicaragua en Panamá, Saúl Méndez, secretario general del Suntracs, en Embajada de Bolivia y hoy no tiene paradero definido. Genaro López, dirigente sindical, fue arrestado y encarcelado, hoy tiene medida cautelar de casa por cárcel. Mediante “investigaciones en curso”, varios ex representantes de corregimientos están encarcelados, dirigentes magisteriales bajo procesos de investigación y otros se encuentran en la clandestinidad.
El gobierno se prepara para antes de fin de año forzar la reapertura de la actividad minera por encima del fallo de la CSJ y de una Ley que pudiera surgir de la Asamblea Nacional de Diputados lo que puede convertir la tensa calma que se respira en una nueva ola de protesta del movimiento social y con un nuevo ciclo de represión brutal del gobierno autoritario, proempresarial y cipayo de los Estados Unidos.
Panamá hoy se convierte en vergüenza nacional al abandonar la tradicional política internacional heredada del proceso transformador dirigido por el Comandante Omar Torrijos en la década del 70 que hizo posible la solidaridad con Panamá en la reconquista de la soberanía sobre el Canal de Panamá. Panamá fue líder activo del NOAL, se abrieron las relaciones diplomáticas con la Cuba revolucionaria, se reconoció la República Democrática Saharaui, al heroico pueblo de Vietnam, fuimos parte del recibimiento de la diáspora chilena durante la dictadura de Pinochet, fuimos actores importantes del diálogo con el Grupo de Contadora para la paz en Centroamérica, por búsqueda de soluciones respetuosa de la autodeterminación de los pueblos, de respeto del derecho internacional y del multilateralismo.
Desafíos y perspectivas
A pesar de sus logros, los movimientos sociales enfrentan desafíos importantes: la criminalización de la protesta, la fragmentación interna, la cooptación por parte de actores políticos y la dificultad para sostener procesos organizativos a largo plazo. No obstante, su capacidad de adaptación y su legitimidad social les permiten seguir siendo actores relevantes en la construcción de futuros posibles. En este sentido, los proyectos de nación deben abrirse a la inclusión de estas voces, reconociendo que la democracia no se agota en las instituciones formales, sino que se nutre de la participación de la sociedad civil.
- El autor es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Panamá.
Texto de la ponencia presentada en el Seminario Internacional “Los Partidos y una Nueva Sociedad”, organizado por el Partido del Trabajo (PT) en la Ciudad de México, del 25 al 27 de septiembre de 2025.
Publicado con la autorización del autor. Original en Bayano Digital.
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