El país decidió ya quienes administrarán sus bienes por los próximos cuatro años. Aunque muchos insistan en rumiar tristezas por los resultados de estas elecciones generales, lo cierto es que hubo muchas ganancias. La primera de la lista es que se inicio un cambió que no tiene reversa.

Soy parte de la generación que vivió la burbuja de un bienestar endeble que se rompió al primer soplo y que tiene la fortuna de ver desde el otro lado de la orilla las luces sutiles del país que junto a mis hijos comenzamos a edificar. Pero serán ellos quienes vivan nuestro sueño. Porque los grandes cambios requieren muchos años y la biología tampoco tiene marcha atrás.

Tal vez por eso prefiero contar victorias. Los números demuestran que el bipartidismo entró en su etapa de descomposición. Los que cantan victoria lo hacen discretamente porque saben que perdieron la magia. Aunque insistan en mostrar su mejor cara, el estómago no les dio para levantar sus manos sostenidas en la tarima gritando victoria como en tiempos pasados. Una fiesta privada en un costoso local marcó el inicio de un gobierno que llega con el 68% de los votantes en contra. No hay nada que celebrar.

La otra cabeza de esta hidra apagó temprano el micrófono. Su realidad la describió muy campechanamente uno de sus nuevos senadores, exsecretario de Hacienda, y que como un señor muy práctico que viene del mundo de los números reconoció “que un camión les pasó por encima”. Lo cierto es que vienen velando un muerto desde hace años pero en lugar de reconocerlo prefieren recriminar a los que se negaron a darle oxígeno. De nada sirvieron los millones invertidos en propaganda de miedos y viejos fantasmas. Le hablaban a un país que perdió todo incluso el miedo, como cantaba la calle en el verano del 2019.

La gran victoria provino del Movimiento Victoria Ciudadana, que en su primera puesta en escena política logró ganar cinco escaños legislativos (a este momento se espera que Eva Prados prevalezca en el distrito tres de San Juan) y se colocó como la tercera fuerza política del país. A esa victoria se suma el histórico repunte del Partido Independentista Puertorriqueño, un logró alcanzado con la campaña de un carismático candidato que pudo leer la escritura en la pared y el avance del partido conservador Proyecto Dignidad, también de nueva cosecha, que alcanzó otros dos escaños en Cámara y Senado. En Guánica prevaleció por primera vez en la política boricua un candidato por nominación directa. La lucha campal en San Juan por la poltrona municipal formará parte de nuestras crónicas populares.

Le tomará tiempo al bipartidismo recobrarse del golpe y aceptar que su menguado poder ya tiene fecha de expiración. La semilla de un nuevo país está sembrada y germinará. Nos esperan tiempos difíciles, pero debemos aprender en el camino a celebrar las pequeñas victorias porque cuesta mucho lograrlas. Así que celebremos sin olvidar que la calle permanece en sesión permanente.

Sobre Daisy Sánchez

Su labor profesional en el campo del periodismo y la investigación le han merecido varios reconocimientos. Dos de sus libros han sido premiados: "Cita con la Injusticia" y "La que te llama vida: In?